Desde mi encierro...
Encerrado en esta habitación de paredes acolchadas y con los brazos bien sujetos por la camisa de fuerza, mi único consuelo consiste en imaginar mundos y crear historias que nadie verá ni escuchará nunca.
Añoro los sencillos placeres de la conversación. Creo que si alguna vez alguien viniera a visitarme, no me limitaría a contarle mis historias sino que le invitaría a crear conmigo una nueva.
Como en todos estos años nunca ha venido nadie a hacerme compañía, ni siquiera me permito el lujo de la esperanza.
En su lugar, escribo.
No tengo pluma ni papel, escribo en la pizarra de mi mente; y allí quedará lo escrito, en algún rincón, arropado entre recuerdos felices.
"La tiranía del escritor ha durado mucho tiempo. Pero a partir de ahora, el lector decidirá los cauces de la narración.
Toda la lectura anterior era lectura superficial, pero a partir de ahora la lectura tendrá tantos niveles de profundidad como el lector quiera.
Sueño con libros que no empiecen ni terminen. Relatos que amplíen su propio universo en miles de bifurcaciones, pero sólo si el lector quiere.
Sueño, en fin, con la libertad. Libertad para elegir mi propio camino."
Dejo de escribir porque hay palabras prohibidas en un psiquiátrico. Palabras que hacen sangrar heridas que creía cicatrizadas, como "libertad".
por Anónimo (4:43 p. m.)